Es por todos conocido que las palomas domésticas suelen ser portadoras de un gran número de enfermedades, especialmente las urbanas. Se han realizado múltitud de estudios al respecto dado que algunas pueden ser transmisibles al ser humano (zoonosis). Es entonces cuando a muchos cazadores nos surge la pregunta, ¿y qué pasa con las palomas torcaces y tórtolas que cazamos?
Un trabajo realizado por Villanúa y sus colaboradores estudió la prevalencia y efectos subclínicos de la Trichomonas en 91 palomas torcaces cazadas en España (30 en el norte Peninsular y 61 en el sur), durante el invierno.
Los autores realizaron necropsia en todas las palomas y se detectó Trichomonas gallinae en 34.2% de las mismas, siendo la prevalencia superior en las palomas adultas respecto a las jóvenes, menor en las palomas abatidas en el norte y sin ninguna diferencia según fueran machos o hembras. Aquellas torcaces que estaban parasitadas presentaban una peor condición corporal, sin detectarse diferencia de tamaño en los órganos salvo en las torcaces juveniles que tenían una bolsa de Fabricio más grande.
Los autores sugieren que las diferencias de prevalencia observadas en el estudio podrían deberse a que las torcaces abatidas en el sur son más propensas a juntarse en comederos y bebederos en estas latitudes, junto con el hecho de que están más cansadas por la migración realizada. Además se realiza una reflexión sobre la posible transmisión de la enfermedad a grandes rapaces que son predadores habituales de las mismas.
Las torcaces estudiadas mostraron similares niveles de infección que otras columbiformes silvestres, si bien estuvieron por debajo de las infecciones que sufren las palomas urbanas, para muchos "ratas con plumas".
Referencia del estudio
Villanúa, D., Höfle, U., Pérez-Rodríguez, L., Gortázar, C. Trichomonas gallinae in wintering Common Wood
Pigeons Columba palumbus in Spain. 2006. Ibis, vol. 148, pp. 641–648.
Palabras clave: paloma torcaz, sanidad.